Las bajas temperaturas de la noche pasada, mezcladas con una inocente brisa invernal han conseguido que las inocentes pintadas de la ermita de San Blas, pasen a ocupar su capítulo en la Historia. Al amanecer del día de hoy, el blanco volvía a presidir las paredes centenarias de este edificio sin el menor atisbo de grafitti. Mientras tanto en la aldea de El Villar, la inocente y pequeña borrega bicéfala, daba saltos de un lado a otro ante el desequilibrio originado por la pérdida de su segunda cabeza. 28 de sus compañeras observaban con extrañeza este suceso de
inocencia "decembrina"