jueves, 3 de junio de 2010

Un corazón para dos

No es habitual en nuestro diario, pero por ser un motivo de alegría y por la resonancia que ha tomado en el gremio de la medicina; queremos mostrar a nuestros lectores el nacimiento de Francisco, hijo de Antonia y Santo. Una noticia que llenó de alegría ayer al Hospital Sevillano Virgen del Rocío.

El Hospital Virgen del Rocío celebró ayer el Día del Donante con la satisfacción de las estadísticas que confirman que, junto al de Huelva, ha duplicado sus donaciones (35 en lo que va de año frente a 18 de 2009) por eso durante los cinco primeros meses de 2010 ha realizado ya 78 trasplantes. El buque insignia de la sanidad andaluza era pues entorno ideal para que la Coordinación de Trasplantes provincial y regional y las asociaciones de trasplantados homenajearan a personas e instituciones comprometidas especialmente con las donaciones.

Como contrapunto al alboroto del salón de actos y la explanada principal del centro, en el edificio de Maternidad más tranquila y más feliz aún estaba Antonia, una joven de 20 años de Zalamea la Real con su pareja, Santo José Hidalgo; Josefa, su madre y el pequeño Francisco. La escena no pasaría de lo normal si no fuese porque Antonia fue trasplantada en 2006 de corazón y a pesar de los riesgos que conllevaba en su estado quedarse embarazada y de los consejos médicos decidió tener otro hijo, pues ya con 15 años aparentemente sana dio a luz a su primogénito que se llama como el padre.

Ernesto Lage, responsable de la Unidad de Trasplante Cardíaco del hospital dice que es un caso «realmente excepcional» y que además madre e hijo se encuentran perfectamente. «Como no hay registro alguno de trasplantes —explicó— yo cuando llevaba a la paciente en 2006 y 2007 empecé a investigar y encontré que en todo el mundo había 33 casos como éste. Ella presentó una miocardiopatía dilatada cuando tuvo el primer parto que estaba ahí latente y el nacimiento del hijo se lo desencadenó. No es habitual que una persona tan joven precise un trasplante». Antonia lloraba ayer de emoción sobre todo recordando que le daban seis meses de vida si no recibía un corazón cuando su primer niño tenía treinta días.

Pero este milagro no estaba solo. A visitarla llegó Eva Pérez Bech trasplantada de hígado que al cuarto mes de embarazó rechazó el órgano. Se quedó sin él alimentándose del de su bebé, Fernando, que felizmente vino al mundo hace 13 años con un pan debajo del brazo pues su madre, de nuevo, consiguió se trasplantada.