lunes, 16 de marzo de 2009

El Nazareno toma el protagonismo de la Cuaresma

El viernes pasado se abrió el ciclo de Charlas-Cofrades programado por la Hermandad de Penitencia con una interesante ponencia sobre la restauración a la que ha sido sometida la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Estas charlas fueron propuestas por el grupo de costaleros del Nazareno hace unos años, y precisamente éstos se encuentran inmersos en los ensayos con su nuevo Capataz, José Eduardo Serrano García_Estuvimos en la “iguala” en la nave que la Hermandad tiene junto al antiguo matadero.

Hasta el Ruiz Tatay se desplazaron dos de los artistas que se han encargado de la restauración del Nazareno, Manuel José Lara Parrado y Elena Rivera, dos jóvenes licenciados en Bellas Artes en la especialidad de Restauración y Conservación de Bienes artísticos por la Universidad de Sevilla. Antes de analizar de lleno la restauración de la imagen, Manuel estuvo haciendo un exhaustivo repaso del proceso de elaboración que se sigue en la imaginería. Un oficio, que con el paso del tiempo, ha tenido varios avances en la técnica para conseguir piezas más fiables y en menor tiempo que las que se hacían en los siglos XVIII y IXX. Una clase didáctica muy bien sustentada con fotografías y ejemplos para introducir a las personas que se acercaron al hall del teatro en el rico mundo de la imaginería polícroma, teniendo en cuenta que este arte se encuentra profundamente arraigado en la cultura española, y que en Andalucía se encuentran la mayor parte de los imagineros en activo.

La segunda parte de la charla versaría sobre la restauración del “Señor de Zalamea”, y la ayuda de un PowerPoint facilitó de sobremanera las explicaciones de los dos artistas. Como ya adelantamos meses atrás, una vez que aprobaron el proyecto desde el Arzobispado; la restauración de la imagen ha tenido dos actuaciones relevantes sobre el resto. Principalmente se ha trabajado en la desinsectación de la peana donde se posa la imagen, al parecer el problema era más delicado de lo que se preveía y la actuación ha alargado el proceso de restauración más de lo que estaba estimado en un principio. Por lo que contaron, el proceso duró un mes y medio, en el cual se estuvo inyectando un polímero acrílico llamado Paraloid B-72 por los orificios hasta sellarlos por completo.







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Otra intervención importante era la de corregir el problema de sustentación de la imagen. Una mala ejecución inicial o mal planteamiento en su elaboración, hacían peligrar la sostenibilidad de la imagen, la cual estaba apoyando todo su peso sobre la pierna izquierda. El eje vertical del Cristo no estaba en su sitio y la imagen tiraba siempre hacia delante y el empeine se resquebrajaba. Para corregir este problema empezaron por sustituir la cuña que estaba bajo el pie para darle mejor apoyo, ya que la anterior no abarcaba toda la planta y no cumplía, del todo, con la misión a la que fue encomendada. Posteriormente se procedió a ensamblarle tres espigas cruzadas para darle un mayor reforzamiento a la zona. Desde debajo de la peana hasta el pie se introdujo la más grande pasando por el taco de la planta.

Otra intervención importante se realizó en la sustitución de los brazos articulados por otros modernos que facilitarán enormemente la tarea a los encargados de vestirlo y moverlo. Las fotos comparativas de los brazos anteriores por los de ahora sorprendieron a la sala, que prorrumpieron al verlos proyectados en la pantalla.







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Para continuar con el proceso de restauración, los artistas trataron la policromía de la cara, el pelo y la barba para darle un mayor frescor a las zonas que habían oscurecido o que por el contrario habían perdido la policromía. Como último retoque, las Potencias de la cabeza se han adelantado un poco y han sustituido los agarres por otros más modernos y actuales.

Al término de la charla nos dirigimos a la nave que tiene la Hermandad en el antiguo matadero para compartir unos minutos con los costaleros del paso del Nazareno, que en esos momentos se encontraban en pleno proceso de la conocida como la “igualá”. Tras la problemática surgida por desavenencias entre el antiguo capataz y la Hermandad, el paso este año estará dirigido por José Eduardo Serrano García, un zalameño que ya estuvo en dos ocasiones como capataz del paso a mediados de los noventa.

Vuelve con ilusión y con la responsabilidad de unir a un grupo que no pasa por su mejor momento. Espera contar con una veintena de jóvenes costaleros y en su labor está la de guiar a los que este año se estrenan bajo el paso como novatos. Los ensayos se prolongarán durante las próximas semanas, pero con el hándicap, por motivos laborales, de tenerlos que hacer los fines de semana.